Sin título

Lorena del Carmen Gutiérrez Aviña1

Antes de ser nombrada

me llamaba La gorda
y ella es quien hablará aquí

La gorda no pudo tener novio
no era un sueño de infancia

La gorda no pudo olvidar
su lugar al fondo a la orilla al final
afuera

La gorda no se queja
porque el eco es con cariño
y ella debe saberlo

La gorda es una broma pesada de la naturaleza

y su destino es terminarse el plato de su hermana.

Pensé en ti de nuevo

te encerré en mis muslos
e hice que colocaras tu mano en mi abdomen
forcé tus dedos
su recorrido por mi espalda
y no paré hasta que la sombra del asco

desapareciera de tu pecho

te estaba haciendo un Favor

pensé en ti de nuevo
en tus grandes gemidos
tu sudor como cascada cayendo
sobre estos hombros sin memoria
un poco más rendidos por cada golpe
un poco menos míos con cada beso

querías parar
ayer
no ese día
ayer querías parar
y no tuve que pedirte nada

por voluntad soltaste mi cuerpo
al huir en la sombra que te pertenece

no te dejé huir
porque te hice un Favor
como tú lo hiciste conmigo.

Mi sonido al caminar delata mis kilos extra

se revuelve la grasa de la cara con la abdominal
la gravedad las ha hecho una sola
y ahora parece que habla mi ombligo

Mi sonido al caminar también delata el concreto que se rinde
ante mí
y yo también me rindo

mira
cómo me cubro
mira
cómo me culpo
mira
cómo me odio
mira cómo me convierto
en
fragmentos
más
ligeros.

Nadie lo nota: nos estamos despedazando:
persona muerta vale más
que persona gorda.

Una sombra en la pared

un bulto sin ajustarse a nada,
a punta de caída,
me recuerda que no he doblado la ropa.

Sale un pliegue por cada lado
cansados de abarcar tanto
quieren llegar al piso.
Más arriba, dos mangas de suéter se asoman,
pequeñas, mínimas,
contemplan esa caída
y también desean ir hacia abajo.
Una boca hecha
con el cierre de un pantalón
sacude al bulto
desgastándole el silencio,
mientras una mano de calcetín escribe y escribe
sobre la desesperación surgida al contemplar
la altura y el golpe.

Me sorprende el movimiento,
el momento cancelador de la imagen
que muestra la verdadera cara de las cosas.

Hablan de mucosidad

de cerdos cubiertos en desperdicios
ballenas inmovilizadas
garrapatas hinchadas hasta herirse

están hablando de ti.

Piensan en tu nombre al decir que
temen un número en la báscula.
Piensan en tu espalda grotesca al
tener hambre.

“Todo menos ser ella” dicen

El movimiento involuntario y espasmódico del asco

te señala.

Recuerda cuando tu madre se atascaba de galletas

y piensa en el tiempo que el azúcar, no tu nombre
posaba en su paladar.

Siente el dolor de su ausencia.

Recupera a tu madre con polvorones y café.
Quédate sentada diariamente pensando en tu madre
que la paz esté con ella, con su espíritu
y con tu cuerpo.

Recuerda que te obligó a hacer dieta.
Guarda el rencor en tu pastel de cumpleaños.
Desafía a la memoria.
Siente el dolor de su ausencia.

Eleva tus niveles de azúcar hasta que el cuerpo grite la enfermedad de tu madre.
Ten paciencia y, de nuevo, siente el dolor de su ausencia.

Hospitalízate y haz que te amputen una pierna, así serás como tu madre.
Siente el dolor de la ausencia de tu pierna y convierte el rencor en lástima.

Ahora eres como tu madre.

Me han dicho que las palabras son dagas

que cortan y desgranan
que marcan como cicatrices

como todo es metafórico
imagino a mi cuerpo metafórico
siendo desmembrado y cortado en metafóricos pedazos
esparcido por todo el rencor que le tengo
en un campo metafórico de hastío y repulsión

entonces el dolor no sería una palabra sino un cuerpo.

Si no alcanzo

Si quedo muy grande
Si soy el sarro aferrado al recuerdo
Si pierdo mi esencia de vidrio permaneciente
Si muero a diario cuando olvidan mi nombre frente a mi sienes
Si todo crece y me aprieta como insectos furtivos escondidos en mis zapatos
Si aún no sé explicar la causa de lo que en boca de todos se hizo común
Si soy un pedazo de huella en el irremediable frío
Si mañana no sé dónde ni cómo ni para qué
Si quedo pequeña
Si no quepo

La idea de persona no nos toca a las gordas

somos grasa encapsulada en los inocentes huesos

pobres
no han visto nunca la luz del sol

como mierda aplastada en la tierra

nos toca la carga idiomática del asco
la identidad y cultivo metafórico, eufemístico
del animal perdido en la ciudad
porque huyó antes del sacrificio

no somos personas, pero nos parecemos
tenemos el llanto bajo la carne
una historia del cuerpo

y el desconocimiento de qué tanto vacío podríamos ser
si quisiéramos ser algo distinto.

Esta desorientación tiene el amarillo de la delgadez

nace en un lugar donde nunca hemos sentido
calor

sin enunciarlo nos duele
lo sabemos.

El vómito seco en la barbilla es la mejor forma de nombrarlo.

Mañana

iba a bajar de peso
pero me habría dado amnesia

En una realidad alterna

nunca bajaste de peso

te levantas a las cinco de la mañana por un té con limón
haces cien abdominales
desayunas lechuga huevos cocidos
y mides tu cintura implorando que se haya quedado en 120 cm
desde la noche anterior

pero
en una realidad alterna
comprendes lo que es el deseo
cómo se siente en tu cuello
la forma en que tu sudor es bien recibido
por el hombre que tienes arriba, detrás, al lado

pero
en una realidad alterna
no tienes una cara delgada
tus muslos no son sinónimo de erección
y tus axilas negras opacan tu piel blanca
no puedes hacer nada
contra el desorden hormonal

pero
en una realidad alterna
alguien te prepara el desayuno
y se preocupa por ti

las venas conquistan tus clavículas
te desmayas dos veces a la semana
porque el abdomen plano, a él, todavía le parece fascinante

en una realidad alterna
nunca bajaste de peso
nadie te eligió
no sabes lo que es el amor que abraza a la luz del día

ni tener frente a ti el rostro del asco
pero
tus huesos no están en una urna sobre el librero

donde tu esposo se apoya
gimiendo y oscureciéndolo todo
a escondidas de tu desorden
dando gracias a la vida por cogerse a una gorda,
hacerle el favor y mantenerlo en secreto.

Oír la voz del hambre

sentir la línea, el padecimiento que apesta y hace llorar
a los años de evolución que le tomó a tu estómago
aprender a decirte que algo le falta

la voz imperativa se acostumbra a la soledad
de los fragmentos que caen y significan
simpatía en tu boca
sobrevive a medias, apenas con jirones líquidos
pensados para posponer la desconfiguración del atasco

la técnica convierte al hambre en tiempo
el tiempo espera el tiempo es paciente
el tiempo carcome el tiempo es infalible

el tiempo hace oír la voz, pero palabras son palabras
y el hambre sobrevive.

  1. 1 Algunos poemas incluidos en este artículo fueron publicados previamente en Devoro algo mmmuerto (2023) por la editorial Escrúpulos. Agradecemos a la autora y a la editorial por permitirnos compartir su obra.